jueves, 10 de mayo de 2012

LA MISIÓN DE LA IGLESIA A LA LUZ DE SU LIBERTAD CRISTIANA


Mateo 28:19-20; Marcos 16:15-16; Juan 8:31

INTRODUCCIÓN

La comprensión clara de lo que es “misión” y “libertad” es importante en toda institución humana; pero mucho más importante es la comprensión que la Iglesia de Cristo tenga de su “misión” y “libertad” cristiana.

Hoy quiero hablarles de la “Misión de la Iglesia a la luz de su libertad cristiana”.

I. MISIÓN DE LA IGLESIA

La palabra misión en un sentido general y centrado en un concepto administrativo, responde a dos interrogantes básicos: ¿Qué somos? y ¿Para qué existimos?

Estos interrogantes centrados en el contexto bíblico, nos confronta con nuestra naturaleza o razón de ser y nuestra ocupación o actividad como iglesia de Cristo.

La Iglesia es el Cuerpo de Cristo, la morada de Dios en el Espíritu, designada por decreto divino para el cumplimiento de la Gran Comisión. Cada uno de los creyentes, que ha nacido del Espíritu, es parte integral de la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos (Efesios 1:22-23; 2:22; Hebreos 12:23).

Como pueblo adquirido por Dios, se nos ha confiado el honor y responsabilidad de “anunciar las virtudes de aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1 Pedro 2:9-10).

A la luz de las Sagradas Escrituras, la misión de la Iglesia se puede resumir en cuatro funciones o propósitos:

1° Predicar el Evangelio del reino de Dios, llamando a los hombres a arrepentirse de sus pecados y creer en el Señor Jesucristo como su Salvador personal (Marcos 16:15-16).

2° Ser un cauce para el propósito de edificar un cuerpo de santos que se perfeccionen hasta que lleguen a ser conforme a la imagen de su Hijo (1 Corintios 12:28; 14:12; Efesios 4:11-16; 1 Pedro 2:1-5).

3° Mantener una relación íntima que nos mueva a adorar a Dios en espíritu y en verdad (Juan 4:24; 1 Corintios 2:10-16; 12:14).

4° Defender la fe que ha sido dada una vez a los santos (Judas 3; Filipenses 1:27; 1 Timoteo 1:18-20; 6:12).

Dios tiene propósitos bien definidos y para eso constituyó su Iglesia. La Iglesia de Cristo tiene una misión muy especial y, esta misión debe ser cumplida dentro de la verdadera libertad cristiana.

II. LIBERTAD CRISTIANA

La iglesia de Jesucristo es capaz de cumplir con la Gran comisión encargada, por la libertad que en Cristo ha adquirido.

Libertad en relación con la misión que la Iglesia ha recibido significa:

1° Tener libertad de anunciar el verdadero Evangelio de Cristo a todo hombre entre tanto que la gracia de Dios dura, y esto quiere decir:

a. Que se tiene que predicar el evangelio con premura y diligencia, los apóstoles de Cristo y la Iglesia del primer siglo nos dieron el ejemplo (Hechos 5:20,42; 1 Tesalonicenses 1:5-10).

b. Predicar sin medrar (comerciar) con la palabra de Dios (2 Corintios 2:17; 4:2; Gálatas 1:6-9; 1 Corintios 5:8).

c. Confrontar con firmeza las doctrinas de error propaladas por los traficantes de la fe (Judas 3; 2 Pedro 2:1-3).

2° Ejercer libertad en sujeción a Cristo y su palabra. Libertad en el contexto bíblico no significa libertinaje (Juan 8:31-32, 36; 1 Corintios 10:23; 8:9; Gálatas 5:13).

3° Vivir la libertad gloriosa de los hijos de Dios, dando un buen testimonio cristiano (Romanos 8:21; Hechos 5:13).

Aplicación: Muchas iglesias locales están viviendo un Cristianismo falso, porque han recibido un evangelio falso y distorsionado. Han aceptado un evangelio de la carne, con todos los matices de una sociedad pagana y paganizante. La verdadera misión de la Iglesia será cumplida dentro de una genuina libertad cristiana; pero con el respaldo convincente de un buen testimonio de cada uno de los miembros de la iglesia (Mateo 5:14-16; 1 Pedro 2:12).

CONCLUSIÓN

Dios constituyó la Iglesia de Jesucristo para que proclame el evangelio en el mundo; para que edifique a los creyentes en Cristo; para que adore a Dios y defienda las verdades infalibles de la biblia. La mayoría de iglesias cumplen con los tres primeros propósitos; pero en la defensa de la fe es muy débil, o está ausente en los púlpitos y en la boca de los cristianos.

Las iglesias evangélicas bíblicas fundamentalistas tienen que seguir esforzándose en la defensa de la fe, y tenemos que hacerlo, porque los traficantes arremeten cada día con más fuerza con evangelios de mercado y falsas y teologías; están arrastrando a muchos buenos cristianos y están confundiendo a otros. Lo más preocupante es, que hasta ministros supuestamente de Cristo, están siendo arrastrados por las corrientes de apostasía vigentes.

La Iglesia verdadera de Cristo no puede quedarse pasiva y en silencio, sino que asidos de las verdades del evangelio tenemos que “pelear la buena batalla de la fe”.

También debemos recordar que a través de la historia, predicar el genuino evangelio de Cristo siempre ha tenido un costo. Actualmente los cristianos bíblicos están siendo perseguidos en países de influencia atea o musulmana, como en Corea del Norte Albania, en los países árabes, entre otros. En Costa de Marfil (África) los cristianos son perseguidos, torturados y quemados; pero esas situaciones jamás ha amedrentado a la iglesia fiel de Cristo. No han podido, silenciarla ni detenerla en el cumplimiento de su misión. Cristo sentenció: “…las puertas del infierno no prevalecerá contra ella” (Mateo 16:18), Pablo puntualizó: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente y también al griego” (Romanos 1:16-17).

La iglesia, en la autoridad soberana de Cristo, bajo el poder del Espíritu Santo y usando bien la espada del Espíritu, tiene que seguir cumpliendo la Gran Comisión encomendada “…si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros” (Romanos 8:31). Es nuestra responsabilidad y privilegio como iglesia de Jesucristo. Que así sea.

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