Durante las Olimpiadas estuve viendo por "casualidad" la competición de Judo. Digo por casualidad porque no suelo ver este tipo de deporte. Me llamó poderosamente la atención cuando el comentarísta dijo que el Judo consiste en aprovechar la fuerza del contrario para debilitarlo.
Precisamente es lo que muchas veces hace Satanás en nuestras vidas, nos insta a hacer las cosas en nuestras fuerzas y eso no debilita. Dios siempre obra a través de nuestra debilidad, nuestra necesidad, nuestro problema. Pero, si en lugar de admitirlo, nos mostramos demasiado fuertes no dejamos obrar a Dios en nosotros.
"Cuando soy débil, entonces soy fuerte" 2ª Corintios 12:10
Todos los seres humanos tenemos debilidades, problemas y necesidades que muchas veces nos hacen sentir frustrados, torpes e impotentes. ¿Pero, tan malas son nuestras debilidades?
Generalmente nos cuesta reconocer nuestras debilidades y acabamos negándolas, las defendemos, las excusamos, las ocultamos y las sufrimos. Pensamos que vamos a ser valorados y vamos a dar gloria a Dios solo cuándo mostramos nuestras fortalezas pero El también quiere usar nuestras debilidades para su gloria. Nuestras debilidades no son un accidente. Dios deliberadamente las permite en nuestra vida con el propósito de demostrar su poder a través de nosotros. "Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros" 2ª Corintios 4:7
Cuando perdemos el contacto con nuestra debilidad nuestro corazón se llena de orgullo, pensamos que somos mejores que otros, nos creemos autosuficientes. La Biblia dice que Dios mira al altivo de lejos; así que nuestras debilidades son útiles para reconocer que somos polvo, que sin Dios nos somos nada; para mantenernos humildes y cerca de Dios.
Cuántas veces nos hemos encontrado en situaciones que se escapaban de nuestro control, que nos sentimos impotentes a pesar de nuestras capacidades, nuestros conocimientos, de nuestro dinero e incluso teniendo a nuestro lado personas dispuestas a hacer todo lo que sea necesario por nosotros y aún así, nada podíamos hacer para remediarlo. Dios nos tiene que llevar a ese punto que dependamos totalmente de El y nos demos cuenta de que solo El nos puede ayudar. En la debilidad podemos sentirnos más fuertes dejamos de hacer las cosas en nuestras fuerzas para que el poder de Cristo actue por la fe. Es en medio de situaciones imposibles para nosotros que la gloria de Dios se manifiesta.
Eso me ha ayudado a darme cuenta que no tengo que tener todo bajo control y que debo ser honesta con migo misma, reconociendo y admitiendo mis debilidades, mis miedos, mis luchas, mis pecados y entregarselos a Dios en oración. Cuando me rindo delane de Dios y dejo El actúe a través de mi, es cuando obra en medio de mi debilidad dejandome ver Su poder actuar.
También me he dado cuenta que cuando tratamos de impresionar y dejamos de ser auténticos en lugar de atraer a otros, acabamos repeliéndolos y entramos en una competición absurda. Pero cuando nos hacemos vulnerables y dejamos que vean nuestras debilidades nos hacemos cercanos y podemos influenciarles con nuestra fe porque pueden ver a Dios obrar en nuestras vida.
Dios actúa en las vidas que reconocen su necesidad de El y salva a aquellos que claman a El por el perdón de sus pecados. No a los que se creen buenos, aunque no lo sean. Ya que la Biblia dice que no hay nadie bueno Romanos 3:9-20. Es cuando reconocemos nuestra debilidad que puede actuar en nosotros el poder de Cristo. DIOS los bendiga a todos, y que su amor llegue a todos aquellos corazones, que no esten endurecidos como el diamante, sino que por el contrario sean corazones de carne, y sensibles a EL y su PALABRA.
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